De la humedad de mis ojos
a veces sos la culpable,
la Luna no me contiene
y me vuelvo vulnerable
a tu abrazo que cobija
sensaciones entrañables.
Los cigarros se consumen
y mi soledad es testigo
de una tristeza tan sutil
como un dolor amigo
que hasta veces se sonríe
como dándose por vencido.
Y mi amiga Melancolía
tiene el interruptor
de mis sonrisas más puras
y mis lágrimas de amor,
algunas noches lo enciende
y el pasado se hace hoy.
Y las heridas que no sangran
no dejan de ser
cicatrices de la vida
que aún pueden doler
si mi amiga Melancolía
me acerca algún aye.