El lobo no quiere aullar,
su presa se fue otra vez.
Muerto de hambre está,
huesos, alma y piel.
La ovejita estaba bien
y no la pudo cazar.
Por qué matar y comer?,
si él quiere morder y amar.
Pobre lobito no sabe qué hacer,
parece que la selva no es para él.
Su instinto le dicta bajo la luna llena aullar
poesías animales, de amor y libertad.
Él siempre quiere jugar,
es muy cachorro tal vez
para poder entender
por qué vive en soledad.
Y sueña que una noche,
de esas con luna y tristeza,
le acaricie la cabeza
alguna ovejita audaz.
Pobre lobito muy triste está,
tiene los colmillos y no los puede usar;
está cansado de su perra soledad,
aullando canciones tristes de ovejitas que se van.