26/6/11

El Mesías de los alaridos




De la jaula de la furia
escapo la rojiza bestia,
con sus garras llenó de lujuria
los silencios de una acabada fiesta.

Y en la tempestad de los excesos
conmovió a los viejos piratas.
La mística retorcida en los huesos,
su vida una fe de erratas.

El éxito fue el botellazo
de una mujer despechada.
Las vanidades fueron latigazos
hacia su alma desamparada.

Y en la muerte que dan los medios
se llamó a un silencio de penumbras.
Y los bufones hicieron del tedio
lucecitas que poco alumbran.

Quizás ya nunca regrese
el Mesías de los alaridos,
pero este servidor le agradece
por tanto deleite a los oídos.